Antoinette brasserie la sensación gastronómica en Madrid

Este nuevo “must” de la escena gastronómica madrileña es un establecimiento lleno de encanto que recrea a la perfección el concepto de las auténticas brasseries francesas. Ubicada en pleno corazón del centro de la capital (Calle Preciados, 34), esta novedosa propuesta se basa en las mismas premisas con las que funcionan los restaurantes tradicionales tan característicos de Francia: ofrecer recetas de toda la vida con producto de calidad, a cualquier hora del día, en una atmósfera elegante y acogedora.

De la mano de un grupo de socios franceses que han querido crear una pequeña embajada de los sabores y del art de vivre de su patria en Madrid, definitivamente, Antoinette es ya un lugar de referencia para los amantes de la cultura francesa, de la buena gastronomía y de los espacios con personalidad propia.

Gracias al impacto de su cuidada decoración de estilo clásico, la sensación de encontrarse en París inunda al visitante nada más entrar. Sus toques barrocos y contemporáneos y detalles especiales como el aroma a brioche recién horneado o la música francesa que se escucha de fondo son algunos de los detalles que llaman la atención del comensal.

Además, la distribución compartimentada de los espacios distribuidos en sus dos plantas está especialmente ideada para transmitir la sensación de estar en una casa privada tal y como sucede en las brasseries tradicionales. Antoinette se inspira de los momentos emblemáticos de la historia de Francia: la Belle-Époque, los Années Folles y el siglo XVIII de la reina Marie-Antoinette.

Lo mejor de Francia en la mesa.  Con la cocina abierta (Showcooking) en mitad de la sala principal, los comensales pueden ver en directo cómo el chef  Jean-Jacques Payel y su equipo elaboran platos inspirados en la rica tradición culinaria francesa pero  con un toque de creatividad. La amplia y muy trabajada carta de Antoinette tiene la particularidad de variar con las estaciones del año adaptándose a los productos de temporada y de presentarse como si se tratase del programa de una representación teatral.

Así, los entrantes se acogen al “Premier acte: les entrées en matière” (Primer acto: Entrada triunfal) destacando, dentro de los mismos, el Mi-cuit de foie gras con sabores orientales, compota de ruibarbo y acompañado de su brioche tostado además de algunas creaciones propias como el Salteado de ancas de rana y cangrejos de río asados, salsa de pastís Henri Bardouin, aceite de perifolio y huevo escalfado a 63º.

En el segundo acto o “Deuxième  acte: les plats de résistance”, cabe reseñar el contundente Tartar de buey cortado a cuchillo con patatas fritas caseras (sobre estas líneas), todo un clásico que también se puede pedir en su versión César, es decir salteado vuelta y vuelta, o el sofisticado Magret de pato con sésamo, estofado de verduras de primavera y su jugo de anís estrellado.
En Antoinette merece mucho la pena dejar espacio para llegar al Tercer acto o “Troisième acte: les délicieux desserts”

El momento más dulce de la comida con una selección de seductores postres entre los que se cuentan el Vacherin: merengue relleno con mango y manzana Granny Smith y helado de nata o la Mousse de vainilla, gelatina de limón, crumble y frambuesa.
Salades gourmandes, galettes, crêpes y gofres Mención aparte merecen los interludios de la carta que homenajean a recetas icónicas de distintas regiones de Francia.

Uno de ellos está dedicado a “Les Salades gourmandes” (las ensaladas copiosas)  que se sirven hasta las siete de la tarde. Entre ellas destacan la ensalada Printanière con rúcula, tiras Primer acto: Entrada triunfal de pollo crujiente con miel y sal ahumada, tomates cherry, pomelo rosado, almendras y aceitunas negras o la Délicate Antoinette con mezclum, fresas, granada, avellanas, lascas de queso Comté y vinagreta de miel.
Otro interludio más recoge la centenaria tradición de las irresistibles galettes bretonas que en Antoinette se preparan como manda la tradición: con harina de trigo negro sarraceno molida exclusivamente con muela de sílex por Moulin de la Fatigue, un molino fundado en 1870 en Vitré (Bretaña).

Además de en su versión tradicional La Chavignol con queso crottin de Chavignol, escarola 0rizada trufada, crujiente de panceta ahumada también las hay en otras ocho variedades más, algunas tan sorprendentes como la llamada La Marie-Galante: con vieiras, cangrejos de río, chipirones, alga deshidratada y bisque de bogavante.
Tampoco podían faltar las deliciosas crêpes, cuya masa se elabora con harina de trigo ecológica producida también en Francia.

Igualmente, están presentes en sus modalidades más clásicas: con  mantequilla y azúcar, con chantilly, con distintas mermeladas o con Nutella, entre otras, además de en creaciones exclusivas como es el caso de La Cubaine con plátano, chocolate con leche, helado de pistacho, nata montada, trocitos de nougatine o La Mont Saint-Michel con manzana salteada al licor de manzana, caramelo de mantequilla salada, sorbete de manzana con Calvados.
Por su parte, los gofres pueden ser diseñados por el comensal, eligiendo los ingredientes principales como la nata o el chocolate y entre los distintos tipos de mermeladas. Además, en la carta destacan varias creaciones propias del chef como La Forêt Noire, hecha a base de mermelada de cerezas guinda, mousse de chocolate y nata montada o La Belle-Hélène con pera pochada, coulis de chocolate casero, helado de vainilla, nata montada y marron glacé.

Une coupe du vin…

Por supuesto cualquier almuerzo o cena en Antoinette se acompaña de una amplia y excelente selección de vinos entre los que se contemplan más de 90 referencias tanto francesas como españolas, además de los mejores champagnes (cuasi 20 de grandes marcas y 20 de pequeñas bodegas), sidras de Francia de la Maisson Sassy y cervezas artesanales. 25 vinos y 8 champagnes están disponibles por copa.

Además, a cualquier hora del día, se puede disfrutar del Café de flores, un café gourmet hecho a base de leche infusionada con lavanda y sirope de rosa o alguno de los más de 70 cócteles que incluye la carta de Antoinette y en la que conviven clásicos de siempre como el Dry Martini, el Old Fashioned o el Moscow Mule con una gran variedad de creaciones de autor, muchas veces con un toque afrancesado como son el #SoAntoinette con Gin Citadelle, licor de mora Chambord, sirope de rosa y champagne Solescence Brut Rosé o el Jardin de Mémé, elaborado a base de licor St-Germain, licor de hierbas maceradas Chartreuse verde, absenta Van Gogh, lima, azúcar y clara de huevo.

Fisicamente, el espacio se divide en dos plantas. A la entrada, una amplia barra y algunas mesas altas en las que disfrutar de su extensa carta de cócteles, vinos, tés, cafés gourmet y otras bebidas de manera más informal.

Los distintos espacios tienen su toque distintivo variando el tipo de iluminación y los sofisticados papeles que cubren las paredes. También, se puede comer o cenar enfrente de la cocina abierta que parece una escena de un teatro, asistiendo al espectáculo de ver al equipo de cocina trabajar en directo o disfrutar de un ambiente más íntimo en su “Petit-Salon” habilitado para hasta 12 personas con posibilidad de utilizarse como reservado privado. En la parte inferior se encuentra el “Jardin d’hiver”, una sala de 34 personas perfecta para eventos además del reservado privado para 6 personas. En total, Antoinette dispone de capacidad para acoger a 115 comensales (87 en mesa, 12 en barra y 16 en terraza) que serán deleitados siempre con una experiencia gastronómica muy especial.